comunicaciones virtuales tavo gomez
viernes, 24 de abril de 2009
PROHIBIDO MIRAR
Hace tiempo que ya no lo observo, pero antes, cuando tomaba el avión para ir a dar algún curso a Canarias, ponían como forma de distracción para los pasajeros una serie de vídeos en los que se mostraban escenas de cámara oculta. Son pequeños cortos en los que gastan esas bromas a la gente en la calle con la intención de filmarlas y ver las simpáticas reacciones que muestran.
Una de las que me llamó la atención era una en la que colocaron una especie de cabina con una pequeña ventana en uno de sus laterales y con un cartel encima de ella que ponía: “prohibido asomarse”. Bueno, como os podréis imaginar, todo el mundo que pasaba se paraba y, después de inspeccionar los alrededores para confirmar que no los miraban ni que podían pillarlos infraganti, con el “ojo” en la masa, poco a poco y con un disimulo digno de los mejores espías de la guerra fría, iban acercándose a la ventanilla movidos por la irresistible curiosidad e intriga que sentían ante tan desconcertante y llamativo cartel. Otros transeúntes, sin embargo, aunque no se permitían mirar no se alejaban de la escena del “crimen” y parecían deleitarse observando su particular ventanilla, es decir, esa por la que observaban a los observadores. Parecía como una forma de transgredir en diferido, de forma indirecta y cauta. Ni miraban ni dejaban de mirar. Sea de una forma u otra, nadie que leía el cartel quedaba inmune, todos se veían afectados por el virus de la curiosidad.
En este caso la reacción de la gente era precisamente la que los organizadores buscaban. Sabían perfectamente cómo iban a comportarse la gran mayoría de personas ante esta prohibición. Así que jugaron con ellos, con su innata y vital curiosidad, preparando el escenario adecuado para que ésta se manifieste.
Pero en multitud de ocasiones, en la educación, se cae en una de las contradicciones más sorprendentes con la que nos podemos topar, ya que cuando se pone un límite para frenar o extinguir una determinada conducta, cuando se establece una prohibición que coarta el interés innato de la persona, la reacción que se produce es justamente la contraria, la transgresión. Se está sembrando así el terreno para cosechar el fruto de la rebelión. Decir no mires esto es la mejor forma de fomentar el interés y la curiosidad por mirar.
Y en el terreno de la sexualidad, si observamos el modelo educativo que ha presidido durante siglos las sociedades occidentales, si somos sinceros, no podemos más que agradecer a determinadas instituciones muy interesadas en asociar la sexualidad con lo pecaminoso y prohibitivo, por el gran servicio que le han prestado al crear a su alrededor todo un halo y una esfera de curiosidad, interés e intriga como consecuencia, paradójicamente, de haberla cubierto con los ropajes de lo prohibitivo.
posted by comunicacionesvirtualestavogomez at 20:53
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